Una estatua que se mueve, éso es. Una estatua que se alza sobre un pedestal de kilómetros, años luz.
Luego la ves de pasada y sueñas con ella. Consigues retenerla ante tí unos minutos, unas horas, unos días...Te exalta su belleza, las vetas del metal de su piel, los quejidos del tiempo en su superficie, el verde del bronce oxidado, esos ojos vacíos que sólo se ríen de tí, con un misterio tan infinito...
Pero ya sabemos cómo son las estatuas, la importalidad las hace impacientes. Entonces se val deslizándose, leeeeento, muy lento, hasta desaparecer.
Así que te deja de gustar. No, no te deja de gustar, ¡LA ODIAS! ¡Es una horrorosa, incostante y absurda estatua móvil!
Bobiña, leo tu blog de vez en cuando pero no comento cuando no estoy inspirada.. :(
ResponderEliminarA ver cuando actualisas, fursiaaaa jaajja
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